Ramadán: cuando los llamados musulmanes se convierten en verdaderos musulmanes

 

Ahmed Ramzy 

Hispanista 

 

El Ramadán es el mes sagrado porque coincide con el momento en que Mahoma recibió la revelación del Corán, el libro sagrado del Islam.

” …En el mes de ramadán fue revelado el Corán como guía para la humanidad y evidencia de la guía y el criterio, quien de vosotros esté presente ese mes, que ayune en él. Y quien esté enfermo o de viaje, un número igual de días. Allah quiere hacéroslo fácil y no difícil. ¡Completad el número señalado de días y ensalzad a Allah por haberos dirigido! Quizás, así seáis agradecidos…”, Noble Corán. El mes de Ramadán es el noveno mes en el calendario musulmán y es un calendario lunar utilizado por los musulmanes junto al calendario gregoriano, y se considera el ayuno del mes de Ramadán el cuarto pilar de los cinco pilares del Islam. El ayuno consiste en abstenerse de comer, beber y tener relaciones sexuales desde el amanecer hasta el atardecer durante los días del mes. Los musulmanes, en muchos países islámicos, suelen celebrarlo de muchas maneras. Este mes significa alegría y felicidad, especialmente para los niños quienes cantan y juegan con las linternas tradicionales denominadas Fanous.

El Ramadán es el momento en que los hombres sostienen el alma en alto para controlar al cuerpo y sus instintos. El alma que siempre ha seguido al cuerpo durante todo el año se convierte en una posición dominante en este mes y así se logra el equilibrio entre el alma y el cuerpo. Los hombres sienten su verdadera fuerza frenando sus caprichos.                   

Pero lo que me importa en este artículo es resaltar brevemente el progresivo cambio de comportamiento de los musulmanes en este mes sagrado. Es notable indicar que la práctica del Islam, entre muchos musulmanes, se ha resumido en algunas formalidades y apariencias, dejando la esencia de la religión y su verdadero espíritu. La religión se ha convertido en actos religiosos donde reina la superficialidad en la ropa y algunos rituales. Esta visión de la religión prevalece el resto de los días del año hasta que comienza el mes de Ramadán y la sorprendente transformación entre musulmanes.

A parte de las apariencias que no negamos ni rechazamos, los musulmanes comienzan a practicar su verdadera religión. El mes de Ramadán es, con razón, el mes de la solidaridad entre los musulmanes, ya que es la mayor parte del año en que la gente ayuda a los pobres, de modo que es común ver en muchos países musulmanes las mesas del Misericordioso, que son banquetes que se preparan para los pobres y se llevan a cabo en las calles de las ciudades. A esto hay que sumar las limosnas y ayudas en especie que los pobres reciben generosamente en este mes. 

Es un mes en el que la familia cobra especial relevancia; en él los familiares y amigos se visitan, a diferencia de lo que ocurre en el resto del año, y comparten la comida del Iftar, comida nocturna con la que se rompe el ayuno. En el mes de Ramadán la mayoría de la gente es más tolerante y perdonada al débil, también es el mes en el que la gente está más llena de sonrisas, satisfacción y el momento en que los hombres se abstienen de mirar lujuriosamente. Es el momento en el que los musulmanes quieren evitar la mentira y la hipocresía, y así el mes se convierte en un mes de Amor, Diversión y Alegría que unen a todos y les hacen sentir su verdadera humanidad.

Este extraño cambio en el comportamiento de los musulmanes durante el mes sagrado nos hace preguntarnos: ¿No es el Señor del Ramadán el mismo que el Señor de los meses restantes del año? Lo que sucede en términos de transformación durante este mes hace que la gente lo espere con impaciencia y se regocije con su llegada cada año, y muchos esperan que todo el año se convierta en Ramadán, pero también nos preguntamos, si esto sucediera realmente, ¿sería la transformación de los musulmanes también para todo el año?

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